Con una crisis climática y ecológica en la puerta y por fuera de los avances de sus gobiernos, organizaciones chilenas y argentinas se plantean el debate: Cómo pensar una transición que sea justa para América Latina.
El cambio climático agudiza los conflictos históricos por el uso del agua en una de las cuencas más grandes de Chile. La laguna del Maule, valiosa reserva para el riego en el verano, ya no llega a llenarse con los deshielos, mientras la nueva central hidroeléctrica Los Cóndores, de la multinacional italiana Enel, amenaza con vaciarla hasta el fondo.
El megaproyecto hidrocarburífero persiste gracias al apoyo del Gobierno, mientras que las comunidades se resienten por la contaminación, los sismos, los residuos y la falta de soberanía.
Décadas de desastres ambientales antecedieron el histórico cierre de la central termoeléctrica a carbón “Ventanas 1”, en diciembre pasado. Con el inicio de la “descarbonización”, la definición de una transición “justa” para la zona de sacrificio es el desafío que viene.